Como final de la trilogía, hay que decir, que tiene algunos altibajos, pero que sin duda, aprueba con creces. Era de esperar que se produjese esta revolución, aunque, es sorprendente que la parte de acción, necesaria, donde las fuerzas del bien se ponen en marcha, se encuentre a tan pocas hojas del final, en comparación con todo lo que pasa al principio, que genera esa sensación de que no pasa nada.
La parte realmente positiva es que la autora no ha caído en la tipicidad del final esperado, nada de héroes o heroínas que acaban con el villano de la forma más vil posible, nada de accidentes donde la presencia del bueno hace dudar a las fuerzas del mal. El final, a pesar de no ser estelar, es bastante inusual y por tanto de agradecer.
La parte negativa es que es terrible el uso que se le da a los personajes, casi llegando a ser una falta de respeto, en donde después de habernos familiarizado con la mayoría de ellos, sobre todo en la segunda entrega de la saga, se recurre a artimañas facilonas y accidentes inecesarios para crear un efecto de realismo fatalista que no acaba de cuajar.

"Este final puede haberse desinflado por las grandes expectativas pero no deja de ser atrapante y muy entretenido".

Los Juegos del Hambre no dejan de ser una trilogía que sin duda será recordada. No solo por ser una de las primeras distopías que se ha puesto de moda en los últimos años, también por la originalidad - siempre obviando Battle Royale - de su historia y su forma de mezclar trazos "violentos" con aventura puramente juvenil. En concreto Sinsajo me duró entre las manos escasamente un día. Este final puede haberse desinflado por las grandes expectativas pero no deja de ser atrapante y muy entretenido.
Para finalizar, tengo que decir que, muy a pesar de sus carencias, es un final totalmente digno gracias a esa diferencia que se palpaba a lo largo de toda la trilogía. Esto puede ser poco arriesgado y en mi opinión no decepciona pero tampoco entusiasma. Está un poco por debajo de los dos libros anteriores.